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Informes

En medio de la rápida evolución tecnológica, surge una imperante necesidad de cuestionar y reflexionar acerca del uso ético de las innovaciones y la recolección de datos biométricos. La creciente interconexión del mundo nos brinda avances notables, pero junto con estos logros surge un conjunto profundo de interrogantes que involucran la privacidad y el consentimiento en esta era digital.

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Un caso que recientemente ha llamado la atención es el proyecto llevado a cabo por la entidad llamada “Tools for Humanity”, que ofrece una perspectiva reveladora sobre los dilemas éticos que rodean la recopilación de datos biométricos. En su iniciativa, incentivos tentadores como camisetas, AirPods y vales canjeables por Worldcoins se ofrecieron en lugares como Indonesia, Kenia y Chile. No obstante, estos regalos llegaron a costarles a los participantes más de lo que inicialmente se había anticipado.

El enfoque en la recolección de datos biométricos, en este caso el escaneo de iris, agrega otra capa de complejidad. Estos datos son únicos y permanentes, lo que posibilita la identificación de individuos a distancia, a menudo sin su consentimiento consciente. Esta realidad plantea preocupaciones serias sobre la privacidad y la autonomía personal. La capacidad de catalogar y seguir a las personas en función de sus rasgos biométricos trae consigo una serie de dilemas éticos que no pueden pasarse por alto.

Uno de los aspectos más preocupantes de este proyecto es la manipulación de información y las prácticas engañosas empleadas para inscribir a participantes. Desde la presentación de avisos de términos de servicio en un idioma distinto al del usuario hasta la tentación con regalos sin una explicación completa de cómo y para qué se utilizarían los datos recopilados, estas tácticas minan la confianza y la transparencia necesarias en la relación entre los usuarios y las empresas.

La figura de Edward Snowden, conocido por exponer la vigilancia masiva por parte de agencias gubernamentales, cobra relevancia en este contexto. En sus palabras, la acumulación de datos biométricos se asemeja a la creación de una base de datos global de escaneos de iris, bajo la justificación de la “equidad”. Sin embargo, esta justificación no es suficiente para mitigar las implicaciones de privacidad y seguridad que plantea este tipo de recolección.

La cuestión es aún más acuciante a la luz de las reformas de leyes de protección de datos personales que están teniendo lugar en varios países, como en el caso de Argentina. Estas situaciones resaltan la importancia de actualizar y fortalecer las legislaciones de protección de datos para abordar los retos emergentes en la era digital. La transparencia, el consentimiento informado y el control del individuo sobre sus datos deben ser la base de cualquier marco legal que regule la recopilación y uso de información personal.

En última instancia, proyectos como el mencionado sirven como recordatorio de la necesidad de abordar la tecnología con un enfoque ético y crítico. La recopilación de datos biométricos puede ofrecer avances significativos en campos como la medicina y la seguridad, pero solo si se realiza con responsabilidad y respeto por los derechos individuales. Como sociedad, debemos promover un debate constructivo y una regulación adecuada que equilibre la innovación con la protección de la privacidad y la dignidad humanas.

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